miércoles, 23 de marzo de 2011

Castellani y el terremoto de Japón.


Una imaginaria entrevista al padre Leonardo Castellani sobre lo ocurrido en Japón. Con su visión profética de los acontecimientos,  nos respondió desde el pasado y sus luminosos escritos.

Castellani y el terremoto de Japón.


Jack Tollers entrevistó al P. Castellani con preguntas acerca de del terremoto y tsunami japonés:

¿Qué le parece lo que está pasando en Japón― y en el mundo?

Ante los desastres y las amenazas de esta época castastrófica, es natural que todos queramos saber lo porvenir. El que no sabe adónde se dirige, no puede dar un paso. ¿Adónde va el mundo?, claman todos. A esta hambre actual de profecía se le propinan profecías falsas. Es menester dar la buena profecía, que para eso la tenemos. (Cristo ¿vuelve o no vuelve?, Bs. As., 1976, Dictio, p. 20).

Nosotros hemos sido criados en una cultura que celebra el progreso, sobre todo el progreso tecnológico, pero ahora… bueno, ahora estamos bastante asustados…

[No es todo más que consecuencia de...] la idolatría del Hombre: poco me importa que se concrete en la idolatría del Estado o Estatolatría, la idolatría de la Ciencia, o la idolatría del Progreso, o del Arte, o de la Belleza, o de la Fuerza, o de la Técnica. “Yo soy el Dios único. No adorarás la obra de tus manos” dice el segundo mandamiento. No crean es cosa nueva, pero ella cunde enormemente en el mundo actual, aquí también, en todas partes: ella es como el fondo común de todas las herejías. (6 Conferencias sobre la exégesis bíblica, Bs. As., 1963; Tercera Conferencia: La exégesis actual, inédito, pero se hallará en http://www.cuadernas.com.ar/miscelanea.php/castellani-6-charlas-sobre-la-exegesis).

Pero, no entiendo… ¿qué tiene que ver la idolatría con, digamos, la explosión de un reactor nuclear?

La destrucción material de árboles y yerbas, así como las siguientes destrucciones, son simples consecuencias y figuras de las destrucciones espirituales históricas que han acabado por traerlas; vistas como en transparencia. (El Apokalypsis, México, 1967, Jus, p. 350).

Eso sugiere que el demonio quiere destruir todo lo material… valiéndose de fuerzas ocultas en la materia…

[Si fuera eso nomás.] El poder del demonio será tremendo y se desatará en todas direcciones: en operaciones ocultas y nefandas de magia y espiritismo, en el poder mortífero e idolátrico de la “ciencia moderna”, que ya ahora puede arrojar fuego del cielo con la bomba atómica y hacer hablar a una imagen con la televisión combinada con la radio; en la tiranía implacable de la maquinaria política, en la crueldad de los hombres anarquizados y vueltos “fieras de la tierra”, en la seducción sutil de los falsos doctores, que usarán el mismo cristianismo contra la cruz de Cristo, una parte del cristianismo contra otra y a Jesús contra su Iglesia [...] y, en fin, terribles tormentos interiores, que, sobre los exteriores, sufrirán las almas fieles: sometidas a noches oscuras interminables que no se resolverán en esta vida, a conflictos de conciencia desgarradores. Porque la mística católica quedará reducida a su parte pasiva, habrá como una supresión provisoria de los favores divinos a las almas, mientras Satán suscitará falsas místicas y éxtasis nefandos. Habrá almas que lucharán sangrientamente toda la vida sin resultado aparente contra sus defectos o contra tentaciones supremas, sufriendo el bofetón de Satanás sin la gracia sensible; porque “el sol se oscurecerá, la luna se volverá sangre, y caerán las estrellas del cielo…”. (Los Papeles de Benjamín Benavídes, Bs. As., 1978, Dictio, p. 269-270).

Ud. no se anda con chiquitas, y da la impresión de que induce a una cierta desesperación…

Las palabras de Cristo ―más duras aun en su limpidez de acero que las del discípulo― inducirían a pánico y desesperación, si no estuviesen equilibradas por las promesas más dulces. Así como la mayor tribulación en su brevedad encierra un terror desmesurado, así la condiciones si fuera posible encierra una promesa amorosísima. “Caerían, si fuera posible, los mismos escogidos”, dice Cristo. No es posible, pues, que caigan los escogidos. Un ángel les marca la frente y los cuenta. Dios ordena suspender las grandes plagas hasta que estén todos señalados. Dios abrevia la persecución por amor de ellos. El Anticristo reinará solamente media semana de años (42 meses, 1260 días). Todos los mártires serán vengados. Los impíos serán flagelados de innúmeras plagas. Dos grandes santos defenderán a Cristo y tendrán en sus manos poderes prodigiosos. Y cuando caigan, Cristo los llamará y revivirán. Después, nosotros, los que vivimos, seremos llamados y arrebatados con Cristo en el aire. (Cristo ¿vuelve o no vuelve?, Bs. As., 1976, Dictio, p. 26).

Sí, bueno, puede que tenga razón, lo cual no quita que esté bastante asustao…

Yo no he venido para predicar la proximidad del fin del mundo como hizo San Vicente Ferrer en el s. XIV y se equivocó. Vengo solamente a traer a los males actuales la consolación del Hno. Bartfield, el cual en “El Salvador” pidió permiso para ir a la enfermería a visitar a un enfermo y le dijeron, “Sí, pero no lo aflija más, dígale palabras de consuelo”. “Osté deja eso por cuenta mía” dijo el alemán. Y en efecto, al llegar al moribundo le dijo: “No hay que desafligirse ni tomar poca pena porque todo lo que está pasando no pasará y cosas peores vendrán” (Risas). (Las profecías y el fin de los tiempos, 6 conferencias en la Parroquia del Socorro de Buenos Aires dictadas en 1969, que se hallarán en http://www.cuadernas.com.ar/miscelanea.php/las-profecias-y-el-fin-de-los-tiempos).

Visto en The Wanderer.